
Cada vez que usted aparece en mi realidad, soy un búho lleno de travesuras a la víspera de ser descubierto.
Entonces, soy los ojos de mi conciencia que pesan mientras miran hacia todo lo que soy, a ver si ante su belleza salgo victorioso.
Ahí es cuando la vida se ilumina,
la estancia es cómplice de nuestras miradas y
Usted me hace nada y ante cualquier gesto hacia mí,
me encierra en pura auto-conciencia,
La alegría de una sonrisa ganada con esfuerzo,
No importa que usted sea ajena a mis brazos y a mis versos, pues siendo cercana a su presencia, me redimo.
Pero mientras siga hechizando estas tardes tan amarillas y estas noches tan azules, yo tendré magia para adornar los caminos de sus días.