lunes, 24 de agosto de 2015

El verano de su presencia



Cada vez que usted aparece en mi realidad, soy un búho lleno de travesuras a la víspera de ser descubierto.
Entonces, soy los ojos de mi conciencia que pesan mientras miran hacia todo lo que soy, a ver si ante su belleza salgo victorioso.
Ahí es cuando la vida se ilumina,
la estancia es cómplice de nuestras miradas y parece que el sol se hubiera escondido del mundo para mostrarse ante mí, 
pobre mortal enceguecido por su luz, la sangre vuelta miel ante el calor implacable, el verano de su presencia.

Usted me hace nada y ante cualquier gesto hacia mí,
me encierra en pura auto-conciencia, 
al borde del sonrojo, 
pero también me lleva a las puertas de la alegría,
La alegría de una sonrisa ganada con esfuerzo, arrebatada a la indiferencia que usted me asesta, pero que me trajo aquí, este espacio en el tiempo en el que yo puedo hablarle porque sí, no por suerte de una excusa rebuscada.
No importa que usted sea ajena a mis brazos y a mis versos, pues siendo cercana a su presencia, me redimo.
Pero mientras siga hechizando estas tardes tan amarillas y estas noches tan azules, yo tendré magia para adornar los caminos de sus días.