lunes, 22 de junio de 2015

Luna



Soy una montaña de roca y el sueño me derrumba, mi cerebro está alerta y pienso que estás en casa, pero aún no me siento al amparo de mi hogar. Mi casa es la locura y la seguridad es ilusoria. Quiero protegerte, ocultarte del mal del mundo y que seas feliz, que me mires siempre con ojos color amor somnoliento. La mala energía no me asusta pero no quiero mezclarme con ella, no quiero mirarla a los ojos y encontrar su verdadero rostro. Quiero limpiar la casa de ella, callarla, quitarle la sevicia a su voz y preguntarle por qué se empeña en desquitar su rabia en otros, por qué me apalea los nervios con toda esa soledad que acumula pero que prefiere antes de morir arruinada. Solo quiero que te deje en paz, a ver si ronroneas en mi regazo hasta que el ocaso venga a por ti.

sábado, 6 de junio de 2015

Murmullo de medianoche

Anoche empezó a llover y ocurrió esto...

Entre mis febriles cavilaciones de medianoche, 
un murmullo firme y líquido me llega desde fuera. 
Es lento, progresivo. 
Se aposenta en mi casa como la muerte en los labios.
Es la inmediatez de la lluvia clara y ausente para los que duermen.
Implacable, presente y serena, para los que como yo se debaten en noches de luna llena. 
Ella llega a mí en escalas musicales, haciendo canon con el viento y llenando el silencio,
cual recordatorio de vida, del movimiento universal. 
Me acompaña,
me cura las tristezas a punta de susurros y me cose los vacios, 
como se cose ella al caer a tierra. 
Al partir, solo me deja enanitos danzantes llenos de rocío que bailan en mis tejados, 
mientras los gatos juran amor en vano ante el cielo. 
Es precisamente ahí cuando es inevitable pensar en vos.