sábado, 6 de junio de 2015

Murmullo de medianoche

Anoche empezó a llover y ocurrió esto...

Entre mis febriles cavilaciones de medianoche, 
un murmullo firme y líquido me llega desde fuera. 
Es lento, progresivo. 
Se aposenta en mi casa como la muerte en los labios.
Es la inmediatez de la lluvia clara y ausente para los que duermen.
Implacable, presente y serena, para los que como yo se debaten en noches de luna llena. 
Ella llega a mí en escalas musicales, haciendo canon con el viento y llenando el silencio,
cual recordatorio de vida, del movimiento universal. 
Me acompaña,
me cura las tristezas a punta de susurros y me cose los vacios, 
como se cose ella al caer a tierra. 
Al partir, solo me deja enanitos danzantes llenos de rocío que bailan en mis tejados, 
mientras los gatos juran amor en vano ante el cielo. 
Es precisamente ahí cuando es inevitable pensar en vos.

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