lunes, 21 de septiembre de 2015

La barca encallada




Como siempre, yo escribiéndole a usted, tan lejana, tan indiferente.

La verdad es que no sé cómo se me metió usted tan adentro,
no recuerdo si estaba consciente, solo sé que su voz se quedó anclada en mis costas,
su gesto impasible se me atravesó entre los ojos y la vida, a partir de ahí, me convertí en testigo de su verdad.
Le obsequié la última luna llena y en mis sueños más intrépidos, me atreví a cantarle esta canción, al ritmo de las olas de una concha de caracol:

Quiero nacer en sus horas para acompañarle las soledades,
para darle dulces agonías en las noches,
pasearme por la curva de su nuca y, si me lo permite,
ser la ermitaño de su sonrisa.
Quiero ser árbol de fruta madura en la tierra fértil de sus manos, para ser en todo lo que toca y acostarme siempre a la sombra de una caricia suya.
Quiero construirme una barca para navegar por su piel elegante,
seda infinita,
naufragar por fin en el mar de mis males,
sumergirme en la protagonista de mi deseo errante.

Quiero traer a sus playas la brisa del verano que me acaricia la cara,
para que le bese los párpados y para que le contagie esta sed,
esta ansia de sus manos en mi cintura,
pero, sobre todo, para morir a su lado en un instante amarillo de dicha.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Pasado Besado



Hoy en medio del ocaso, el sol salió de entre las nubes para dejarme una caricia diaria, corta pero sustanciosa, cómo hablan las flores de la lluvia.

Está latente en mis labios, húmeda, silenciosa y duradera. Cómo para que nadie escuche, solo tú, yo y nuestro beso aquí cautivo.

Nuestras bocas sedientas y ansiosas de tantos momentos rebuscados, momentos cortos, dulces y a la vez salados que nos mueven las semanas en torno a algo que no tiene nombre, que no tiene sentimientos ni pesares, solo aventuras.

Es bello esperarte, comer y esperar a que ilumines mi estancia, a que llegues y nos miremos con ganas, con incesante espera.

Es lindo desear, observar, admirar lo que debe ser carnal y tratar de quedarme ahí. A veces simplemente me da hambre de ti, y entonces te pido o te robo momentos intrépidos. 

A veces simplemente eres luz que entra por mi ventana y me ciegas. Y entonces rememoro como me ciegas en ese recuerdo donde mi cama te cubre como espuma, envolviéndote en tu estado más puro y venusino, mientras soy naufrago de tus ojos.

Luego ya no sé nada, solo sé que quiero ser un momento lleno de esa fuente que es tu boca y que se seca un poco tras cada beso, hacer valer la futura escasez de caricias o la futura abundancia de amores.

Lo que pase primero. No importa, solo quiero ser contigo, en este presente tan perpetuo pero tan exiguo, tan loco pero tan posible dentro de los términos de lo imposible.