jueves, 7 de mayo de 2015

5:20




A veces uno simplemente no vuela, el alma no le brilla por fuera del cuerpo. Hoy, es diferente, hoy sí hay brillo, hoy si hay poesía. Enjoy...


Hoy en medio del ocaso, el sol salió de entre las nubes para dejarme una caricia diaria, corta pero sustanciosa, cómo dicen las flores de lluvia. 
Está latente en mis labios, húmeda, silenciosa y duradera. 
Cómo para que nadie escuche, solo tú, yo y nuestro beso aquí cautivo. 
Nuestras bocas sedientas y ansiosas de tantos momentos rebuscados, momentos cortos, dulces y a la vez salados que nos mueven las semanas en torno a algo que no tiene nombre, que no tiene sentimientos ni pesares, solo aventuras. 
Es bello esperarte, comer y esperar a que ilumines mi estancia, a que llegues y nos miremos con ganas, con incesante espera. 
Es lindo desear, observar, admirar lo que debe ser carnal y tratar de quedarme ahí.
A veces simplemente me da hambre de ti, y entonces te pido o te robo momentos intrépidos. 
A veces simplemente eres luz que entra por mi ventana y me ciegas.
Entonces rememoro como me ciegas en ese recuerdo donde mi cama te cubre como espuma, envolviéndote en tu estado más puro y venusino, mientras soy naufrago de tus ojos.
Luego ya no sé nada, solo sé que quiero ser un momento lleno de esa fuente que es tu boca y que se seca un poco tras cada beso, hacer valer la futura escasez de caricias o la futura abundancia de amores. Lo que pase primero.
No importa, solo quiero ser contigo, en este presente tan perpetuo pero tan exiguo, tan loco pero tan posible dentro de los términos de lo imposible.

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