Aquí les traigo el poema de la semana, espero les guste.
Como siempre, gracias por leer.
¿He mencionado que por accidente ella dirige mi vida?
Sucede, fue un accidente, y una tarde que me encontré con su mirada lo entendí.
Me lo negué, por supuesto.
Pero a la mañana siguiente me sorprendí recordándola recorrer mi ser a media noche,
mientras la penumbra de una luna creciente entraba por mi ventana.
Era de esperarse pero la realidad me abofeteó esa mañana.
Desde ahí, cuando me mira y la tengo en mi tiempo, me quedo en ella.
Seguro piensa que le admiro.
Y le admiro, sí, pero también le ha dado un nuevo significado a la palabra "devoción"
soy devoto de ella y de la religión que profesan sus manos cada vez que me toca,
cada vez que tiene la bondad de posar sus ojos en mí.
Soy consciente de que estoy en su mano a voluntad,
pero ¿qué puedo hacer si solo ella me domina cuando está cerca?
Domina mis dedos, cuando trato de escribir y solo el pensamiento de ser perfecto para ella me aleja de fallar.
Apacigua mis pensamientos cuando me mira,
y siento que quiero ser nube para lloverle, lloverle flores sobre la cabeza,
a ver si del asombro se da cuenta,
a ver si en lugar de mirarme, me ve.
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