domingo, 29 de abril de 2018

El rechazo

Una vez más, aquí les dejo el poema de la semana.
Esta vez, trata sobre algo muy personal para mí.

Enjoy!





Mientras camino los árboles se comen el cielo. 
Criaturas negras flotantes se comen el ozono, el azul de mis ojos lo reflejan. 
El cielo me redime, me llena de una inmensidad que no me contemplo por dentro. 
Aún así sigo teniendo hambre, hambre de todo lo que no tengo. 
Un hambre finita, pero de apariencia insaciable, como aquel que trae el hambre atrasada. 
Con los brazos abiertos caigo sobre la tierra, y mi espalda que abraza el pasto, quiere arrastrarse,
comerse un pasado que no pudo ser pero le faltan dientes para tanto drama. 
Esto es el fin, una pestaña de la vida del hombre que voló,
un abrazo que no llegó a su destinatario, 
una fruta sin labios que alimentar. 
Lo peor de todo es que el hambre estará presente hasta que mis entrañas duren en esta tierra. 
O hasta que las palabras que caminaron sobre mí se borren con la brisa de la madurez. 
El infortunio solo depende de mí y la fortuna solo está en mi cabeza, hace parte de un conjunto de placeres que no toco por capricho y fidelidad a un rechazo que ya no existe. 
Un rechazo que me vio nacer y me olvidó, 
como a una hoja de otoño de hace dos décadas. 

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