Hello,
Aquí estoy de nuevo con algo más.
Aquí estoy de nuevo con algo más.
Recuerden que cada uno de ustedes es un ser maravilloso y único y la persona correcta se enamorará de ustedes cuando sea el momento, sin tener que forzar nada y les querrá como ustedes son, sin peros.
Mientras
mi sangre se separa de la tuya, siento como si te me fueras del pecho.
¿Es esta una despedida?
Y si yo solo deseo quererte, ¿es eso querer en sí mismo?
Solo sé que mañana será otro día y cuando te vea, vida mía, quizá seamos
extraños.
Dos personas entregadas a la religiosidad de la indiferencia, al orgullo de no
mirarnos a los ojos cada día, a la avaricia de guardarnos la sonrisa en un
bolsillo descosido.
Y mis bolsillos mendigos y desbordados de anhelos te siguen,
esperanza de amor, en tanto me susurras al aire emociones inciertas.
Lo cierto es que ya no somos los mismos, ya nos conocemos las sombras y
seguimos enamorados de esta luz que aún no compartimos.
Dicen que a todos nos atrae la cruz que vemos cargar, y yo, me lleno de
compasión por mí mismo cada vez que te miro a los ojos.
Te siento sola y me siento solo en esta vida tan llena de objetos perfectos y
vacía de emociones esenciales.
Te siento perdida entre bosques de máscaras, mientras aprendo a refugiarme en
personajes teatrales para no perderme entre falsas sonrisas.
Al final, la luz siempre se me sale por los ojos y te asombras al verme
tan blanco.
Mañana ante la luz que se cuela por los arreboles, intentaré besar tu cruz por
última vez y si la mentira se enreda entre nuestras vidas, juraré no atreverme
a anhelarte nunca más.
¿Es esta una despedida?
Frente a mí solo está la sed que dejó el manantial que brotaba de mi pecho y
que se ha convertido en un charco que aspira a ser laguna.
Y yo solo deseo verte nadar, crear contigo algo más allá del
oasis, algo más allá de este espejismo que me dejó los ojos secos y con el
desierto pegado a los pies.
Por ahora me sentaré a escribir versos al cantar de la lluvia de media
tarde para que te lleve este mensaje de gota de agua.
Un mensaje-promesa de quererte si me quieres o de marcharme si por mí
sientes desgana.
Por ahora, sentado te pienso y solo siento que aunque ya mi pensamiento no te
alcance, te toco en la distancia.
Te acaricio la cabeza con el salpicar de esta laguna que vuelve a nacer,
mientras te susurro que aunque me quieras mal, yo te quiero bien.
Mientras te susurro que lo mejor del mundo sería enseñarte a amar.
Entre tanto, ámame mal y ámame lejos, pero ámame que el universo siempre une a
amores que se atraen por ser opuestos.
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