jueves, 29 de marzo de 2018

Viernes Santo


Here I am again,

Aquí les dejo, aún no es viernes, pero es como si lo fuera. Les doy un consejo? No se traguen, porque se vuelven bobos.
Enjoy!



Ya es viernes.
Sé que lo sabes...
Y como dije, ya el juego cambió.
¿Hasta qué punto te quería por tus artimañas y hasta qué punto te quiero por descubrirte humana?
No sé, solo sé que tu pedestal fue golpeado por un rayo que nos ha dejado atónitos a los dos.
A mí, porque te creía más allá de toda culpa. A ti, porque sabes que ahora te veo y aunque aún me guste lo que veo, no sé si estoy cuerdo al escuchar esta intuición.
Esta intuición que me dice que quizá detrás de este desierto que me pintan, hay manantiales y jardines de rosas.
Pero hoy te has levantado sin máscaras y te he visto desnuda.
Y tengo la teoría de que por haber inventado tanta máscara de pureza, sabes bien la diferencia entre la legalidad y la mentira que te acabo de derrumbar.
De ahora en adelante, será tu decisión seguirme mostrando desiertos o enseñarme los diferentes matices florales de tus jardines.
Después del jueves puedo decir que sí, que te perdono y que esta es la tregua que te firmo, pues ya no te debo nada.
Todo rastro de culpa que sentía se ha desvanecido y ha dado paso a la estupefacción.
Ahora tú eres la que me debe, siempre estuviste en deuda y nunca lo vi.
Sin embargo, nunca he sido tan misericordioso al decir que por amor, te dejo libre de todo compromiso.
Ahora solo me siento avanzar, y la brisa me acaricia la cara.
Después de ayer, el desconcierto me ha obligado a dar tres pasos.
Y gracias, porque he ganado un poco de autorespeto. 
Ahora mi autorespeto te dice que es la última vez que me arrebatas tanto y me das tan poco.
Es la última vez que tú o cualquier otra viene a mis jardines a proclamarse dueña de tierras que no ha sembrado.
Es la última vez que me das a beber vino envenenado de amor y luego te haces la ofendida.
La última vez que te ofendes y me preguntas porqué no te pienso capaz de ser una santa.
Y gracias, porque he ganado un poco de orgullo.
Ahora mi orgullo te dice que es la última vez que me consideras indigno de ti con la mirada.

Es la última vez que tu o cualquier otra viene a mi casa a considerarse digna de estos paraísos mientras me escupe la cara.
Es la última vez que te consideras tan única como para enclaustrarme en la soledad de tu casa por tantos años, y aún así insultas mi hombría.
La última vez que te permito ofender a este hombre que tanto te quiere y que es capaz de perdonarte por tanto.
Ahora procede, procede a perdonarte y a jugar limpio, porque lo único herido en nuestro camino es la confianza que te va a costar recuperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario