Tu cínica manía de mirarme burlonamente,
Hiriendo fibras, buscando venganzas,
Infieles relaciones como cura para
infinitas soledades que se dispersan y dejan volar mi ira hecha de risas
fingidas,
predispuestas a ser silencios robados
que están destinados a morir en tu boca responsable de tantas mentiras.
La estupidez abarca tu cerebro
desgastado y necesitado de hipocresía,
para sobrevivir en un entorno desafiante
para el que eres perfecta.
Todos te detestan ya que te encargaste
de malograr tus cualidades.
Mi corazón se transforma en partes
dispersas y mi conciencia, impedida en ver tus talentos, que brilla con matices
negras.
La desesperación por tu muerte se
transfigura en mi pensamiento y me lleva a despreciarte cada vez más.
Pienso en formas ininteligibles para expresarte
mi rabia y esfumar partes de mi dolor.
Me igualo con tus palabras, y tengo el
alma cansada de oírte hablar,
ansío tu mudo descanso y espero tu
perecer espontáneo.
Tus ojos me observan con profundidad,
tratando de hallar respuestas inhibidas
en los míos,
tu corazón no se explica cómo en nuestra
solemne despedida,
a la luz de recuerdos sombríos, te has
ido de este agujero negro,
angustioso lugar en el que te deslizas
hacia mi precipicio de calles vacías y deformadas por un tiempo sin esperanza,
la meta que se aleja al tu acercarte,
¿te persigo entonces para ahogar tu
desesperación de ser escuchada?
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